Si bien hoy toca el análisis político, de una sociedad globalizada en un territorio interrelacionado intersubjetivamente desde el interior de mi inteligibilidad subjetiva, no lo haré porque me arrepentí, ya que no hay nada más placentero que tirar una que otra crítica destructiva, es por eso que mejor mencionaré lo siguiente: que es el segundo comienzo (el que ha pasado es el primero).
Es cierto que ha pasado el tiempo de sobremanera producto de la intromisión de los quehaceres intracurriculares a los extracurriculares, lo cual siempre pasa y trae letales consecuencias. Por una parte, la famosa crisis de la mitad de la vida que da como a los cuarenta años, pero que también se produce como al quinto día de pruebas intracurriculares, algo así como: “Oh no!, por qué no me suicidé cuando pude, ahora ya no vale la pena porque ya a pasado demasiado tiempo”… “Oh no!, me he dedicado demasiado tiempo a hacer estupideces, ahora ya no vale la pena hacer algo coherente porque han sido demasiadas estupideces como parta botarlas a la basura así como si nada”… y así con el famoso espiral crítico de la infinitez. La otra consecuencia es la legendaria y nunca bien ponderada acumulación de temas, que da como resultado la legendaria confusión temática (esto fue el segundo comienzo).
Es cierto, nos encontramos con un gran choque circunstancial, la naturaleza versus la humanuraleza (también llamado humaleza…o huza). Donde se encuentra por una parte, todo lo que es la estación primaveral con su ataque indiscriminado de polen, calor con humedad y la ya mencionada alguna vez “lluvia mata-pajaritos”, mientras por el otro sector encontramos a los humanos con sus invenciones autodestructivas, y sus florecientes maniobras políticas. Este choque circunstancial lleva al equilibrio máximo en pos de la decadencia planetaria, uniendo a la causa tanto al polen, como al Hallowen y la gente menos confiable, con un fin en común: darte la posibilidad de que por fin se acabe tu crisis de la mitad de la vida, a través del suicidio colectivo de la imposibilidad de no elegir lo elegible, a veces también llamado sufragio.
En fin, que la pasen bien en sus votaciones, y voten por la lista B, C… digo la A, da lo mismo. Esto me acaba de recordar cuando compañero “robot” (le decimos así porque es un androide del futuro), dijo en clases de ecología: “es bueno que se destruya la naturaleza porque ella es hostil con el hombre”…siempre es bueno tener un robot de tu lado, en fin, este es el segundo fin, el primero fue el anterior.
Es cierto que ha pasado el tiempo de sobremanera producto de la intromisión de los quehaceres intracurriculares a los extracurriculares, lo cual siempre pasa y trae letales consecuencias. Por una parte, la famosa crisis de la mitad de la vida que da como a los cuarenta años, pero que también se produce como al quinto día de pruebas intracurriculares, algo así como: “Oh no!, por qué no me suicidé cuando pude, ahora ya no vale la pena porque ya a pasado demasiado tiempo”… “Oh no!, me he dedicado demasiado tiempo a hacer estupideces, ahora ya no vale la pena hacer algo coherente porque han sido demasiadas estupideces como parta botarlas a la basura así como si nada”… y así con el famoso espiral crítico de la infinitez. La otra consecuencia es la legendaria y nunca bien ponderada acumulación de temas, que da como resultado la legendaria confusión temática (esto fue el segundo comienzo).
Es cierto, nos encontramos con un gran choque circunstancial, la naturaleza versus la humanuraleza (también llamado humaleza…o huza). Donde se encuentra por una parte, todo lo que es la estación primaveral con su ataque indiscriminado de polen, calor con humedad y la ya mencionada alguna vez “lluvia mata-pajaritos”, mientras por el otro sector encontramos a los humanos con sus invenciones autodestructivas, y sus florecientes maniobras políticas. Este choque circunstancial lleva al equilibrio máximo en pos de la decadencia planetaria, uniendo a la causa tanto al polen, como al Hallowen y la gente menos confiable, con un fin en común: darte la posibilidad de que por fin se acabe tu crisis de la mitad de la vida, a través del suicidio colectivo de la imposibilidad de no elegir lo elegible, a veces también llamado sufragio.
En fin, que la pasen bien en sus votaciones, y voten por la lista B, C… digo la A, da lo mismo. Esto me acaba de recordar cuando compañero “robot” (le decimos así porque es un androide del futuro), dijo en clases de ecología: “es bueno que se destruya la naturaleza porque ella es hostil con el hombre”…siempre es bueno tener un robot de tu lado, en fin, este es el segundo fin, el primero fue el anterior.
PD: holocausto!!... lo misceláneo de todo esto, es producto de la legendaria y nunca bien ponderada acumulación de temas y también del… Holocausto!!...que buena palabra.